He tenido la suerte de acompañar a Andrés Fernández y Fernando Mostacero, unos amiguetes y grandes fotógrafos de fauna salvaje, en la aventura de fotografiar a una pareja de ginetas en medio de la noche.
Ellos me han enseñado como colocan la cámara, la iluminación externa y la barrera de infrarrojos para poder fotografiar a estos "fantasmas de la noche".
De las tres sesiones que disfruté de su compañía para fotografiar a estos mamíferos me quedo, sin lugar a dudas, con la emoción de ver a escasos dos metros a estos "bichos". Las fotografías se quedaban en este caso, al igual que en muchos otros, en un segundo plano.
Se desplazaban entre nosotros con la certeza de que era imposible verlos por la escasez de luz. A pesar de su agilidad, se movían despacio, en absoluto silencio y muy confiados a sabiendas de su ventaja por su visión nocturna.
No contaban con que llevábamos frontales de luz en la frente y el reflejo de esta en sus ojos nos advertía de su presencia y de todos sus movimientos entre la maleza.
Su confianza era tal, que no les importaba las incesantes luces de los flashes, disparándose cada tres segundos como si de una fiesta se tratara.
No tuve la suerte de fotografiar a las dos ginetas a la vez, pero allí estaban, quizás mantenían un riguroso turno de paso por nuestro improvisado "Photocall".
A la vez que colocábamos toda la parafernalia de cacharros para poder hacer las fotos, Fernando y Andrés ponían en funcionamiento las cámaras de fototrampeo para ver, a posteriori, todo lo que allí pasaba. Y fueron un par de sorpresas las que nos dieron esas imágenes captadas, ya que además de nuestras queridas ginetas, merodeaban por allí también jabalíes, y un visón americano.
Pero eso ya son otras historias...
Nada más que agradecer a estos dos grandes fotógrafos y personas de hacerme partícipe de una experiencia así, y poder ver, en su hábitat a un animal que solo había podido ver desgraciadamente muerto en los arcenes de nuestras carreteras.
|
Genetta genetta |
Muchísimas gracias.